¿QUÉ ES LA PARÁLISIS CEREBRAL INFANTIL?

La parálisis cerebral infantil es una lesión neurológica estable (no evolutiva ni degenerativa) del sistema nervioso central que afecta a la primera motoneurona o neurona motora. La primera motoneurona es aquella que proyecta su axón o terminación nerviosa hacia un músculo distal.

DIAGNÓSTICO

Durante los primeros meses de vida del niño, no es fácil detectar las lesiones paralíticas del aparato locomotor. Estas lesiones inician un proceso de flaccidez de unos meses para evolucionar posteriormente de dos formas diferentes: a un aumento en el tono muscular no controlado denominado espasticidad, o en movimientos no coordinados llamados distonías, que nos permiten sospechar la lesión.

En esta fase, es imprescindible realizar un diagnóstico neurológico e iniciar soporte fisioterápico lo más precoz posible. Los exámenes cerebrales que se realizan mediante resonancia magnética nuclear orientan sobre el posible déficit funcional y cognitivo futuro, pero sólo un correcto seguimiento y control clínico nos dará las claves diagnósticas y estratégicas para futuras acciones terapéuticas.

TRATAMIENTOS QUIRÚRGICOS EN PARALISIS CEREBRAL INFANTIL

En parálisis cerebral infantil, el aumento de tono constante incontrolable debido a la espasticidad condiciona la función del aparato locomotor tanto en su extremidad superior como inferior. La parálisis espástica a nivel de retracciones musculares, deformidades articulares y déficits paralíticos debe ser tratada con éxito mediante procedimientos microquirúrgicos mínimamente invasivos, o técnicas articulares si se precisa.

La extremidad superior biomecánicamente compleja precisa un estudio seriado de filmaciones para establecer los mecanismos de movimientos anómalos concretos propios de la parálisis cerebral infantil y definir las necesidades quirúrgicas, tales como microtenotomías, elongaciones tendinosas, hiponeurotizaciones, liberaciones articulares y modificaciones de la morfología ósea, entre otras. Los objetivos planteados por el equipo son permitir la higiene y la correcta postura en casos de grave afección, y mejorar la función e integración de la mano a la vida diaria en casos seleccionados, a partir de los 6 años de edad y con correcta capacidad cognitiva para cooperar en la fisioterapia postoperatoria.

La extremidad inferior mucho más automática funcionalmente permite establecer unos patrones terapéuticos previsibles en la PCI sin riesgos a la perdida de las funciones adquiridas hasta el momento de la intervención, mejorando la capacidad de bipedestación y deambulación. En las extremidades inferiores, en afecciones graves, se puede iniciar terapia estrictamente encaminada a la postura e higiene. En afecciones funcionalmente recuperables, se puede facilitar la bipedestación, la deambulación y la reincorporación a las actividades sociales y deportivas habituales, en casos seleccionados.

TRATAMIENTO CON BÓTOX EN PARÁLISIS CEREBRAL INFANTIL

El procedimiento quirúrgico y el tratamiento mediante bótox son complementarios.

El uso del bótox debe entenderse como un tratamiento diagnóstico y terapéutico, que nos permite mediante su infiltración:

  1. Discernir que grupos musculares dificultan, con su hiperactividad, el movimiento y condicionan la función y/o deformidades.
  2. Valorar tras su inyección el grado de corrección que se puede conseguir.
  3. Facilitar el tratamiento fisioterapéutico.
  4. Evidenciar los límites del tratamiento en las infiltraciones sucesivas por refractariedad progresiva de los pacientes al bótox.
  5. Facilita la indicación quirúrgica.

El tratamiento con bótox es temporal y suele tener su máximo efecto a los 4 meses. Permite trabajar los grupos musculares inactivados por la hiperactividad de los antagonistas.

El tratamiento quirúrgico es definitivo, sin margen al error tras constatar los efectos producidos por la toxina botulínica. El tratamiento posterior de otros grupos musculares que evolucionan con el crecimiento del paciente puede ser tratado de nuevo mediante bótox. Entendiendo siempre que se trata de un proceso terapéutico ajustado a las necesidades según la edad y evolución de cada paciente.