La parálisis cerebral infantil es una lesión neurológica estable (no evolutiva ni degenerativa) del sistema nervioso central que afecta a la primera motoneurona o neurona motora. La primera motoneurona es aquella que proyecta su axón o terminación nerviosa hacia un músculo distal.
Durante los primeros meses de vida del niño, no es fácil detectar las lesiones paralíticas del aparato locomotor. Estas lesiones inician un proceso de flaccidez de unos meses para evolucionar posteriormente de dos formas diferentes: a un aumento en el tono muscular no controlado denominado espasticidad, o en movimientos no coordinados llamados distonías, que nos permiten sospechar la lesión. En esta fase, es imprescindible realizar un diagnóstico neurológico e iniciar soporte fisioterápico de forma lo más precoz posible.
Los exámenes cerebrales que se realizan mediante resonancia magnética nuclear orientan sobre el posible déficit funcional y cognitivo futuro, pero sólo un correcto seguimiento y control clínico nos dará las claves diagnósticas y estratégicas para futuras acciones terapéuticas.
En extremidades superiores, los objetivos planteados por el equipo son permitir la higiene y la correcta postura en casos de grave afección, y mejorar la función e integración de la mano a la vida diaria en casos seleccionados, a partir de los 6 años de edad y con correcta capacidad cognitiva para cooperar en la fisioterapia postoperatoria.
En extremidades inferiores, en afecciones graves, se puede iniciar terapia estrictamente encaminada a la postura e higiene. En afecciones funcionalmente recuperables, se puede facilitar la bipedestación, la deambulación y la reincorporación a las actividades sociales y deportivas habituales, en casos seleccionados.
Para saber más:
Parálisis cerebral infantil (PCI). Tratamiento
Bibliografía: